Los impuestos, son impuestos


Ramón Parellada

Ya lo dijo el presidente Otto Pérez Molina y también su ministro de Finanzas, Pavel Centeno, “Los impuestos, son impuestos”. Con esto queda claro que se viene una reforma tributaria nos guste o no.

Cada día me convenzo más que deberíamos vivir en una sociedad sin impuestos. Muy pocos comparten esta idea pues requiere que pensemos diferente y olvidemos la infinidad de funciones que tiene el gobierno actual. Imaginemos cómo podríamos vivir sin él. El poder de imponer impuestos es el de destruir, veamos. Si partimos de la concepción de un gobierno mínimo que se encargue de la seguridad y justicia, pudiendo compartirla con entes privados, no tendría necesidad de tanto gasto y el daño que causaría al desarrollo económico sería muchísimo menor que el actual. Cada vez que el Gobierno impone un impuesto está extrayendo por la fuerza recursos de sectores productivos que generan riqueza y empleos hacia otros sectores que son menos productivos que la consumen. De esta manera, el Gobierno destruye puestos de trabajo y frena el desarrollo económico.

Cada quetzal que queda en manos de alguien que crea riqueza es capaz de multiplicarse produciendo más bienes y servicios que la población demanda y creando puestos permanentes de trabajo. Ese quetzal, al quitársele por la fuerza a esa persona que lo produjo, ya tiene un alto costo de oportunidad que es el producto que ya no se hará y el puesto de trabajo que ya no se creará. Además, hay otros costos que nos olvidamos que existen, los costos de recaudación, de fiscalización, de pagar el impuesto, de estudiar en dónde se utilizará, el de redistribución, el de corrupción y muchos más que hacen de ese quetzal sólo retorne a la población una pequeña fracción del mismo.

El Gobierno ha hablado de austeridad, pero el presupuesto de Guatemala sigue tan inflado como fue aprobado. Una verdadera austeridad constaría en rebajar el presupuesto para este año en una tercera parte por lo menos. No hay muestras de ello. Más bien la idea es incrementar los impuestos para gastar ese millonario monto.

Ya he escrito antes sobre algunos detalles que hay en el posible paquete fiscal que se nos viene. Quiero mencionar ahora un tema que no he profundizado. El Gobierno quiere bajar el impuesto sobre la renta (ISR) del 31% al 25%. Esto me parece muy bien. Pero al mismo tiempo quieren imponer un nuevo impuesto a los dividendos. Se habla de un 5%. Actualmente, los dividendos pagan 3% de timbres que serían eliminados.

Este impuesto me parece a todas luces inconstitucional. Es equivalente a que Ud. reciba su sueldo neto del cual ya pagó impuestos y le retuvieron una parte en la empresa donde trabaja, pero cuando le da lo del gasto a su esposa, ella tenga que tributar una parte de ese monto.

El ISR de las empresas es un impuesto que grava las ganancias. Las ganancias son la parte de la generación de riqueza que corresponde a quienes aportan el capital a riesgo en las empresas, o sea, los accionistas. Los dividendos corresponden al retiro de parte de las ganancias netas (después de pagar el ISR). Como vemos, las ganancias ya pagaron ISR y ahora los dividendos volverán a pagar un impuesto. Hay duplicidad. Es además destructivo porque esas ganancias y esos dividendos se usan para reinvertir y seguir generando riqueza y empleos.

En fin, como mencioné en otros artículos, apoyaré cualquier reforma que implique la eliminación de impuestos o la disminución de tasas actuales, pero me opondré a cualquier imposición de nuevos impuestos o mayores tasas porque son destructivas y empobrecedoras. El gobierno debe dar muestras de transparencia y generar confianza reduciendo su gasto siendo austero.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día jueves 26 de enero 2012.