Ejército y mass media


Estuardo Zapeta

Han sido los massmedia los que en la competencia por el espacio mental prevalecen.

Es necesario hacer hoy una especie de “arqueología” de la Comunicación Social, una excavación que el Ejército de Guatemala todavía está por hacer, porque en el juego por los espacios mentales se han mantenido en el reto de “lo publicado,” pero no se ha estudiado “lo omitido”.

El texto ausente es también importante. La historias que nunca lograron ni los tiempos, ni los espacios, aquellas facetas de las Fuerzas Armadas que no pudieron entrar a la lista del editor, lista “cocinada” todos los días a las cinco por la tarde, lista que adquiere casi proporciones sacrosantas porque establecen la agenda social para las siguientes 24 horas.

Aquí establezco esa relación directa entre mass media y Comunicación Social, aunque aclaro que no toda la comunicación social se desarrolla solamente en los mass media. Pero han sido los mass media los que prevalecen en la competencia por el espacio mental.

Los mass media son ellos mismos una extensión de la comunicación interpersonal. Son ellos una etapa, una fase, un estadio del proceso de comunicación social. Son Cultura y reproducen “cultura”, con minúscula.

Y toda “cultura” es un texto.

El ejército también es un “texto”, y cada texto tiene múltiples lecturas y lectores. Los mensajes llegan a los lectores por los mass media, entre otros media, y de ahí las múltiples explicaciones y resemantizaciones, decodificaciones y “feedbacks”.

No existen mensajes “cerrados”. En principio todos los mensajes, aparte de ser una extensión de sus autores, son también “abiertos”, ambivalentes, dispersos, y multivocales desde su origen.

La verdad es una posibilidad —en la lógica “posmoderna”— porque ella ha sido construida en nuestra mente a partir de lo que social, familiar e institucionalmente hemos aprehendido (con “h”).

Y así como el Ejército tiene su verdad, que no es “la verdad”, así los productores de los mass media tienen también “su” verdad, que es una visión muy particular de un fenómeno, el cual existe en la medida en que es explicado. En ambos casos estamos frente a constructos culturales, incompletos, “en progreso”.

La verdad nace cuando nosotros la construimos, por eso, deconstruir “verdades” es un ejercicio imprescindible en la comprensión de la Comunicación Social y el Ejército. Todos tenemos nuestras verdades (en plural) parcializadas. Así las hemos construido.

Tanto como los mass media, el Ejército es un invento en competencia por el espacio social —que es también un espacio mental— (y que llamamos “opinión pública”) y en esa competencia el campo de batalla es no el convencional.

Aquí, desde el esquema tradicional de “comunicación”, el emisor es también el receptor, el creador y generador de mensajes, pero la emisión misma está condicionada por la cultura en la cual se crea. Emisión y recepción son un mismo momento que debe analizarse no sólo desde el contenido del mensaje mismo, sino también de los factores de “traducción” del receptor (a eso se le llamaba “decodificación”). Y prestando esa idea de la lingüística creo que avanzamos hacia el análisis discursivo, el cual me parece un excelente punto de partida para el Ejército de Guatemala.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día viernes 24 de septiembre 2012.