Minería e ideología anticapitalista


Ramón Parellada

Me sigue sorprendiendo lo apasionado que se ha vuelto el debate sobre la minería en Guatemala, sobretodo algunas posturas que incluso llegan a calificar a quienes defendemos la minería de “vendepatrias”. Ya había escrito antes sobre este tema pero comenzaré a hacerlo de nuevo porque a mi juicio hay demasiada desinformación y en algunos casos el debate no es por proteger el medio ambiente, es ideológico contra el capitalismo.

Al hablar de minería me referiré a todo tipo de minería, desde canteras hasta la explotación de metales preciosos. No he visto hasta ahora un argumento serio de parte de quienes critican las mineras. Curiosamente critican a aquellas mineras formales, que han cumplido a cabalidad con la ley y son respetuosos de la misma, que pagan sus impuestos, que tienen normativas internacionales de protección de medio ambiente y un plan de recuperación al final del ciclo de vida del proyecto, que adicionalmente a la explotación minera reforestan, tienen programas de ayuda humanitaria en las comunidades donde están y generan empleos directos con sueldos mayores a la mayoría de otros sectores en el país y también incentivan el desarrollo de empleos indirectos al requerir servicios de todo tipo. En fin, empresas que crean riqueza y ayudan en cierto grado a disminuir la pobreza del país.

Se habla de estas empresas que arriesgan el capital de sus accionistas como si Guatemala fuera la única opción. Me imagino que algunas de ellas habrán eliminado a Guatemala del mapa por tanto conflicto social que se ha generado a base de mentiras provocadas por grupos de interés cuya ideología es atacar al capitalismo. De hecho, hasta gobiernos como el de Suecia y el de Noruega han otorgado ayudas monetarias a grupos que crean conflictos graves, se aprovechan de la impunidad y luchan, entre otras cosas, contra la minería. El tema ya no sólo se ha vuelto ideológico sino también político y con injerencia de otros países que supuestamente son amigos de Guatemala.

El inversionista minero tiene que lidiar con dos tipos de riesgos, el político y el empresarial. El político es el mayor de ellos y quienes lo provocan no están respetando las reglas bajo las cuales vinieron a arriesgar su capital. Ciertamente, los inversionistas de las empresas mineras aportan su capital porque esperan ganancias.

¿Qué inversionista no lo hace? No seamos hipócritas ahora, cualquier personas que invierte su dinero en una actividad empresarial espera obtener al final de su proyecto una ganancia. Esta ganancia no está dada sino que es lo que queda luego de pagar toda la mano de obra utilizada, los servicios contratados, la maquinaria adquirida, los impuestos correspondientes y los intereses por el capital obtenido como préstamos. Como vemos, la ganancia es lo último que queda al accionista.

Entre los impuestos que pagan estas empresas están las regalías. Lo pagan adicionalmente a todos los demás impuestos que cualquier otra empresa pagaría.

En promedio, las regalías han bajado en todo el mundo a niveles que promedian un 2-3% de los ingresos (ventas) totales. Algunos países las bajaron aún más o las eliminaron para atraer inversiones en este sector. Considero que no se debieron incrementar las regalías ni siquiera voluntariamente. Las reglas del juego estaban dadas y no se deben cambiar durante el juego sino al inicio. Pero al final se llegó a un acuerdo voluntario contra el cual no me opongo.

Quienes se oponen a la minería nunca van a estar conformes porque que su oposición es ideológica cuya mentalidad es anticapitalista y empobrecedora.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día jueves 02 febrero 2012.