Inútil tramitología


POR JOSÉ RAÚL GONZÁLEZ MERLO

A propósito de las intenciones para obligar a los ciudadanos a registrar los teléfonos celulares como si fueran armas de fuego, un amigo me contó las complicaciones impuestas a los ciudadanos honrados para poder ejercer sus derechos constitucionales. Si como registran armas, registrarán celulares, estaremos bien fregados. Todo comienza con los abusivos criterios de parte de los “jueces de ventanilla”. “La foto del formulario está impresa en un material muy brillante” -fue el primer obstáculo que enfrentó mi amigo-.

“En la caja 11 le venden el nuevo formulario” -le indicó atentamente la persona… Dos quetzales después y Q60 por las fotos, se presentó de nuevo.

“Está mal llenado” -le dijeron-. El ciudadano anotó que el calibre de su arma era “9m” y el registro decía “9mm”. Un grave error que le impedía seguir. No, no podía agregar a mano la “m” que hacía falta. Había que pasar a la caja 11, de nuevo, y llenar el documento otra vez… Finalmente, al presentarse por tercera vez, la nueva foto tenía un grave problema: una rascadita con la uña demostró que “no era de buena calidad porque se pelaba”. ¡Y cómo no se va a pelar si la acaba de rascar! Corre y va de nuevo todo el proceso…

El personal del Departamento de Control de Armas y Municiones (Decam) es atento, pero no por ello deja de representar la burocracia que interpreta la ley como se le da la gana, haciéndole la vida imposible al ciudadano que únicamente trata de cumplirla. En ese lugar, me contó mi amigo, había un señor que se había levantado a las 2 de la mañana para llegar a la capital y hacer la cola desde las 6 horas. Eran las 16.30 horas y él seguía allí sin comer, esperando cumplir con los trámites. Ese es el Estado de Guatemala. El que bajo la asesoría de ONG le ha hecho la vida imposible al ciudadano que quiere ejercer su legítimo derecho de portación de armas. Inútil esfuerzo, ya que las armas no registradas siguen proliferando en manos de criminales, al amparo de la ilimitada cantidad de fondos que provienen de la llamada “guerra contra las drogas”.

Ahora se nos quiere imponer el “registro obligatorio de celulares”. Si no pueden hacerlo en forma razonablemente eficiente con 300 mil armas de fuego, ¿qué esperanzas tenemos de que lo puedan hacer con más de 10 millones de teléfonos móviles? ¿A qué hora tendrá que madrugar aquel guatemalteco para venir a hacer esta nueva cola? Si logran inscribir uno por minuto les tomará 19 años trabajando 24 horas diarias, incluyendo sábados y domingos… ¿Me explico?

Ya es momento de que los ciudadanos comencemos a hacerles saber tanto a diputados como ONG que no estamos dispuestos a seguir aceptando como borregos cuanta ocurrencia bienintencionada nos quieran imponer. Hable con sus amigos, use el correo electrónico o haga lo que quiera, pero envíele un claro mensaje al Gobierno, diputados y ONG, cómplices en estas estupideces, de que no está dispuesto a permitir que le quiten su libertad a cambio de ofrecimientos vacíos e inútiles. ¡Pase de ser un borrego a un ciudadano!

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Prensa Libre", el día martes 06 de marzo 2012.