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Viaje por Baviera (2): Nürnberg.


Una de las múltiples escapadas que disfrutamos por Baviera tuvo como destino Nürnberg (Núremberg para los amigos), una ciudad del sur de Franconia situada a unas dos horas en coche al norte de Munich. Cosas de la vida, parte de nuestro viaje por Baviera coincidió unos días con la escapada de un grupo venido desde Madrid y que contaba entre sus integrantes a los “labirratorios” David y Álvaro, así que decidimos compartir jornada birrera todos juntos en esta bonita ciudad.

Pero previamente y antes del encuentro, para dar sentido al hecho de habernos pegado la paliza de conducir en coche desde Valencia hasta Baviera, nos pasamos por el que según muchos es el mejor gretränkemarkt ya no solo de Franconia sino también de toda Baviera: el Landbierparadies.


Medio escondido en una callejuela cerca de la estación de tren se encontraba este auténtico edén: más de 300 cervezas, de las cuales y aunque parezca increíble como mucho habría 4 o 5 marcas que conocíamos, todas de fábricas locales, de producción muy pequeña… Lo dicho, un paraíso que me dejó sin capacidad de reacción así que no dudamos en pedir consejo al amable dependiente. ¿El resultado? 60 botellas directas al maletero…




Tras esto nos olvidamos del coche y nos dirigimos hacia el centro, más concretamente a la cervecería Hütt’n, donde nos juntamos con el resto del citado grupo. Previendo la intensa ronda que nos aguardaba a lo largo del día nos pedimos un surtido de salchichas realmente muy ricas (aunque lo mejor estaba por llegar…) y así amortiguar el alcohol venidero.


La primera ronda de cervezas fueron Hütt'n Spezial y Krug Dunkel, ambas de barril. La primera, terriblemente bien hecha, con una carbonatación viva pero maravillosamente integrada, muy cerealosa, cítrica y con un refrescante lúpulo herbal. La segunda, bonito color rojizo, rebosante a recuerdos acaramelados, toffee, ligero cabé, pero sorprendentemente de entrada muy fácil en parte gracias a que también tenía la carbonatación muy bien integrada.

Qué jarrita más chula la de Krug, no os parece?

A continuación tomamos una Wichert Landbier Dunkel, una ahumadita escandalosamente rica, con los recuerdos a carne ahumada nada empalagosos, muy ligerita y de trago refrescante por el lúpulo herbal y rebosante de sabor, y Hutt’n Pils, destacando en aroma el lúpulo noble y trago de mediano amargor y fresco, ambas de barril.

Qué escándalo de Rauchbier (izq.)...


Tras esta segunda ronda tocaba ir pensando en ir al siguiente destino, la Hausbrauerei Alstadthof, situada justo enfrente.


En este edificio, o más concretamente en el encantador y acogedor biergarten situado en la parte posterior, nos tomamos, tras una larga espera eso sí y alguna metida de pata de una camarera falta de rodaje, una de las mejores cervezas del viaje y la mejor schwarzbier que he tenido ocasión de probar, la Alstadthof Schwarzbier. Además también pudimos probar su Rotbier(cerveza roja) y la Helles.

Aquí uno se podría quedar horas en plan contemplativo...

La Schwarz, como decía, alucinante, con muchos recuerdos a regaliz, café, pero de entrada fácil, muy fluida y de cuerpo ligero, con un posgusto larguísimo y una textura sedosa que me hace soñar despierto solo pensar en ella… Una pasada. La Rot, dulzona, con el caramelo y la fruta madura como principales protagonistas, y la Helles muy suave, en nuestra opinión la más flojilla de las tres, pero aún así no desmerece un ápice el buen nivel de los caldos aquí servidos.

Menudo tridente...

Se iba haciendo la hora de comer así que tras las compras en la pequeña tienda de la cervecera situada a la salida del local nos fuimos al Goldenes Posthorn, donde disfrutamos de las que sin ningún tipo de duda fueron las mejores salchichas de todo el viaje: las famosas y locales Nüremberger Rostbratwürst, pequeñitas como dedos, rebosantes de sabor a brasas y tan adictivas y fáciles de tomar que cinco de los seis comensales no dudamos en pedirnos una bandeja de 12 unidades por cabeza, acompañadas, como no, de un poco de ensalada de patatas y regado por unas Tucher Pils, Dunkel y Weisse, siendo ésta última la mejor de las tres. ¡Qué festín nos dimos!


Unas salchichas de otro mundo... 

Llegaba la hora de quemar algunas calorías y aunque el sol abrasador no invitaba demasiado a ello nos terminamos animando con un paseo relajado por los alrededores del castillo y así pudimos admirar la preciosa panorámica de la ciudad.

Ningún rincón de la ciudad estaba falto de encanto.

Ya de nuevo en la parte baja de la muralla nos dirigimos al Café Wanderer, un local pequeñito y con mucho encanto, pegado sobre las mismas paredes de la muralla y en cuya terraza disfrutamos de su cuidada y sugerente carta de cervezas.

De mayor quiero trabajar ahí... 


No tengo palabras para describir el gozo que sentimos al escuchar este himno mientras tomábamos éstos birrotes al atardecer…


De las 9 cervezas que tomamos y podéis ver en las dos fotos de arriba destacaría por encima de las demás la Huppendorfer Zwickel, un punto de inflexión con respecto a todas las otras cervezas del día, turbidita, bastante carbonatada, con un agradable y adictivo toque a cereal, refrescante como ella sola y con solo 4.6%. Vergonzoso que en Ratebeer la califiquen con un ¡52! En fin… También fue destacable según mis apuntes la Meister Vollbier, una dunkel muy bien terminada y rebosante de sabor, aunque el resto de contendientes no desmerecieron un ápice.

Y así, disfrutando de unas buenas cervecitas viendo como el sol bañaba de color rojizo los preciosos edificios del centro histórico nos despedimos del grupo abrumados por la inesperada belleza de esta ciudad y sus no menos sorprendentes zumos de cebada. Sin lugar a dudas, Nürnberg fue una de las más gratas sorpresas del viaje y os la recomiendo a todos los que visitéis Baviera.

Foto de grupo...