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Ale & Hop, un templo cervecero con corazón vegetariano.


Si hace un par de semanas os hablaba de uno de los locales que pudimos conocer con motivo de la escapada a Barccelona por el BBF, hoy es el turno del Ale & Hop, una cervecería situada en las serpenteantes calles del barrio de Sant Pere, Santa Caterina i La Ribera, al norte de la Barceloneta y nordeste del barri Gòtic.


Llegamos allí el sábado a última hora de la tarde, tras una jornada matutina intensa en el BBF y una plácida visita vespertina al Beerstore Barcelona de l’amic Jordi, dispuestos a probar las mil maravillas de su afamada cocina vegetariana, regada, cómo no, con unas buenas cervezas, y es que el Ale & Hop es uno de los locales mejor considerados de Barcelona para estos menesteres.


Rodeado por las intrigantes calles del centro barcelonés, se trata de un local no excesivamente grande, con una estética moderna (incluso diría que algo hipster) pero al mismo tiempo cálido y acogedor. Tiene una pequeña barra con 10 referencias en barril, un par de ellas en bomba de mano, y justo enfrente de la barra poseen una pizarra con una carta de comida no muy extensa pero si cuidada. Más al fondo hay una esquina aprovechada con varias mini-neveras apiladas y cada una con diferentes temperaturas según los estilos de cervezas que contienen: más lupuladas por un lado, espontáneas por otro, petróleos… Y tras subir unos escalones llegas a una zona con varias mesas (y donde entendimos que tanta algarabía se debía a que jugaba el Barça…).


Tras revisar bien las neveras y los grifos nos decidimos por una Lindheim Farmhouse Ale Kriek de barril, rebosante de sabor a cereza, con poca acidez, pero si una marcada astringencia. En botella pedimos una colaboración entre una de mis cerveceras inglesas favoritas y una de las cerveceras suecas más conocidas del mundillo craft, Siren & Omnipollo Näcken, una curiosa hopfenweisse con lúpulos estadounidenses, con mucha presencia de la levadura en el sabor, cítrica y muy refrescante, buena pero lejos de mi querida Schneider TAP5, intratable en precio y en contenido en ese estilo.

Para comer nos pedimos recomendados una adictiva coca de queso azul con cebolla, una hamburguesa mexicana muy sabrosa (hecha a base de alubias negras, con aguacate y salsa picante) y unos nachos con guacamole.

Siren/Buxton, Lindheim y los nachos.

La coca de queso azul, rica, rica...

Seguimos con una Buxton Der Nord Sekt, extrañados por el nombre y la etiqueta, pero más aún por poder probar una Berliner Weisse de factura británica. Lo cierto es que no nos dejó indiferentes, muy ligera, cítrica y seca pero no tan ácida como esperábamos por el estilo. En mi opinión, correcta sin más.



Añadimos al festín otra hamburguesa, en este caso de remolacha (de aspecto escandalosamente atractivo, color rojo intenso y muy rica de sabor), y otra coca en este caso de escalibada (de pimientos, cebolla, berenjena y depende de zonas con o sin tomate). Con esta y la anterior hamburguesa se me quitó el mito de que la comida vegetariana es aburrida, poco atractiva y sobretodo sin sabor. Nada más lejos de la realidad...

Muy buena esta hamburguesa de remolacha, gratísima sorpresa...

Y para cerrar la velada con un buen copón nos pedimos una Siren Broken Dream Jim Beam Barrel Aged, una stout muy sugerente, con intensos recuerdos a barrica de bourbon, pero también caramelo, vainilla y café, con un gran equilibrio por bandera, el alcohol bien escondido (7,3%), y sorprendentemente muy bebible. Una grandísima cerveza.

Y así dimos por cerrada la visita a este local que desde ya os recomiendo muy mucho pese a la algarabía momentánea futbolera, tanto por su excelente comida, como por su cuidada selección de cervezas y también por el personal, en especial por un tipo cuyo nombre no recuerdo y que llevaba una gorra de Pliny the Elder (si alguien sabe el nombre, soy todo oídos… ;-) ).

Así que en resumen estamos ante otro grandísimo local para ir de cervezas y comer bien, que se suma a la atractiva y extensa oferta de bares y tiendas de Barcelona y que en conjunto hacen de esta ciudad sin lugar a dudas una de las grandes capitales europeas para tomar cerveza de calidad en este momento.

- Ale & Hop - 
C/ Basses de Sant Pere, 10
08003 Barcelona
https://www.facebook.com/aleandhop


L’Espumossa, Art & Cervesa.


Durante la escapada que hicimos a Barcelona con motivo del BBF decidimos aprovechar para visitar algunos locales que aún no conocíamos y así de paso hacer aún más interesante y completa la escapada. Uno de ellos fue l’Espumossa, Art & Cervesa, un local que abrió sus puertas en 2011 y que se sitúa en esa cuadrícula urbana perfecta llamada l’Eixample.


Llegamos el viernes a última hora de la tarde, dispuestos a disfrutar de unas buenas cervecitas en un ambiente relajado y bien lejos del bullicio del BBF. Como bien reza su nombre, en este espacio se conjuga la cerveza con el arte en forma de exposiciones temporales, conciertos de música en directo, monólogos… El local posee una pequeña zona más estrecha en la entrada, con una pequeña barra a la derecha y varias mesitas y sillas pegadas a ella, y más adelante, en el flanco izquierdo, posee unas estanterías con cervezas para comprar y llevarse a casa. Más al fondo el local se vuelve más espacioso y tiene unas cuantas mesas grandes y una nevera, además de una zona con libros y revistas para entretenerse y hacer la estancia todavía más placentera.


La decoración es sencilla pero acogedora, respetando el muro de piedra de una de sus paredes, y en el cual hay expuestos unos cuantos cuadros muy coloridos, que en el momento de nuestra visita eran de un artista llamado Dani Garrido. También destaca la cuidada ilustración de temática cervecera en la pizarra de detrás de la barra en la que se anuncian las cervezas de barril, obra de Pedro Gómez.

Cristina y la citada pizarra de fondo.

En cuanto a cerveza, tanto en la parte de tienda como en los barriles y las referencias en nevera, destaca una cuidada selección de micros catalanas, pero también algunas Naparbier, Dougall’s, además de foráneas como Moor, Moylan’s, Fyne Ales, BrewDog…

En los tres barriles rotativos en aquel momento tenían pinchadas Espina de Ferro Summer Division, Espiga Blonde Aley Van Viven Smoked Porter. En nuestro caso probamos las dos cervezas locales, recomendados por Cristina, una mujer encantadora que nos dio un trato muy agradable en todo momento y haciendo la visita realmente placentera.

La Espiga Blonde era una APA muy aromática, con el lúpulo cítrico como principal protagonista. Muy refrescante y bien hecha. La Espina de Ferro era una summer más subidita de cuerpo de lo esperable en ese estilo, afrutada, un punto cítrica y resinosa, pero también refrescante. Dos gratas sorpresas.


Para acompañar poseen una carta de comidaen la que ofrecen croquetas caseras, embutidos y quesos artesanos, aceitunas, banderillas… Así que viendo la buena pinta que tenían nos decidimos por un variado de croquetas caseras: una de gorgonzola con nueces, otra de morcilla con manzana, una de sobrasada con miel y finalmente una última de pollo asado. Todas ellas realmente muy buenas. También pedimos un plato de quesos artesanos de un nivel destacable, pero tengo que reconocer que charlando bien a gusto con Cristina se me olvidaron apuntar los nombres (creo que era un idiazábal ahumado, uno de oveja moho por fuera y un manchego…).

¡¡Qué croquetas!!

El queso de la izquierda rozaba la matrícula... 

Para rematar la visita nos pedimos una Moor Fusion Vintage 2012, una Old Ale envejecida en barricas de Brandy Cider de Sommerset, algo así como un Calvados o destilado de sidra pero producido en Reino Unido y por lo que he podido descubrir goza del sello de Indicación Geográfica Protegida desde 2011 aunque se lleva produciendo al menos desde el s.XVII. En cuanto a la cerveza sorprende su nula formación de espuma y su coloración negra impenetrable. En aroma desprende recuerdos a melaza, regaliz, fruta oscura sobremadurada, algo de café y cacao, realmente muy compleja. En boca tiene una textura densa, con una carbonatación muy justa y los mismos recuerdos percibidos en nariz y que dan la sensación de estar tomando algún postre típico británico a base de frutas, complementados por una suave calidez y un curioso toque amaderado, un tenue recuerdo a vainilla y un final seco y torrefacto. Una cerveza muy peculiar que disfrutamos muy mucho.


Y con esta copa de sobremesa cerramos una visita corta pero muy placentera en especial gracias al trato de Cristina, pero también por su carta de comida, reducida pero de calidad, y como no también por la buena selección de cervecitas. ¿A caso se puede pedir algo más? Así que desde aquí felicito a Cristina por su gran trabajo con este local y por hacer de Barcelona un sitio todavía más grande en lo que a cerveza se refiere. Salut i sort, companya!


- L’Espumossa, Art & Cervesa -
C/ Provença, 171
08036 Barcelona
https://es-es.facebook.com/LEspumossa
https://twitter.com/LEspumossa


La carta ideal: Conclusiones.


Tal y como os prometí el lunes de la semana pasada, hoy jueves 28 vamos con el resumen de las opiniones que dio de sí el post dedicado a pensar en una "carta ideal" para una buena cervecería. Pero antes os quiero dar las gracias a todos los que participasteis comentando y también compartiendo el post a través de las redes sociales. A todos, de verdad, muchas, muchísimas gracias.



- BLOQUE 1. VALORACIÓN DE LAS CARTAS EXISTENTES -

1) ¿Cómo valorarías las cartas de las cervecerías que sueles frecuentar?

Los votos se decantaron por dos opciones muy claras: 12.5 votos (12 y un indeciso) para la opción “Básicas” y 9 (7 y 2 indecisos) para “Buenas”. Hubo un voto para "Muy buenas" y otro para "Deficientes". Haciendo la media nos saldría para un “Bien” raspadito o un “Sufi” alto. Sin duda hay bares que tengan buenas cartas pero por lo visto la mayoría “necesitan mejorar”.


Personalmente (ya que aún no había dado mi voto) me decanto por definir la mayoría de cartas como "Básicas". Salvando algunas excepciones la gran mayoría de locales tienen cartas muy mejorables en organización, formato, falta de información o la que se tiene es en parte errónea...

2) Problemas más comunes que te has encontrado en las cartas.

Las dos respuestas mayoritarias fueron los problemas de falta de información, con 20 votos, y que la carta esté sin actualizar, con 18. Luego con 9 y 7 votos respectivamente la gente votó que la información de las cartas suele ser imprecisa o errónea y que las pizarras son difíciles de ver o están escritas con letra incomprensible. Finalmente también tienen un voto cada uno de los siguientes problemas: las cartas tienen muchas opciones sin orden alguno; cartas en mal estado (rotas o sucias); y alguien aportó que no encuentra ningún problema.

A nivel personal los problemas más comunes que he encontrado son también la falta de información, que ésta sea errónea y que esté sin actualizar.


- BLOQUE 2. PREFERENCIAS SOBRE LA CARTA -

3) Formato de carta preferido.

En este caso ha habido una opción claramente ganadora y es la pizarra clásica, con 14 votos, aunque dos de ellos la complementarían con una carta en papel para informar de novedades y ampliar información.

La segunda opción, con 7 votos ha sido la carta en papel, uno de ellos argumentando que las pizarras no se ven desde todo el local y otro no descarta tampoco la pizarra clásica por su punto romántico. La opción de carta electrónica solo ha recibido 3 votos.

Personalmente me decantaría por una buena carta en papel o en formato electrónico pero que puedas tener a mano, no colgada en una pared. No frecuento bares con mucha frecuencia (sea porque no tengo muchos cerca o porque soy más de beber en casa) pero cuando voy a un bar es para disfrutar de una experiencia lo más completa posible y una pizarra clásica, aunque sea muy romántica, se me queda muy corta para información y glosarios accesorios.

4) Carta organizada por...

Esta vez vuelve a haber una opción claramente ganadora y es la de organizar las cartas por estilos (14 votos). En un segundo escalafón y muy igualadas quedan las opciones de clasificar una carta por países (6 votos) y por la cervecería productora (4 votos).

Un comentario apunta a que con el formato de carta electrónico cada cual podría organizar la carta a su gusto, y otro comentario apunta a la dificultad de situar algunas veces una cerveza en uno u otro estilo.


Personalmente estaría por clasificar por países aunque es cierto que hoy en día los países no son tan indicativos de un tipo u otro de cerveza como hace unos años y hay mucha influencia por parte de estilos americanos o de base británica. Pero cuando busco cierto tipo de cerveza prefiero ir a un país y luego sumergirme en las distintas opciones que tenga cada cervecera.

5) Información imprescindible sobre cada cerveza.

En este caso la mayoría de la gente ha elegido casi todas las opciones, aunque consideran imprescindible (con 20 o más votos) que en la carta esté detallado el nombre de la cerveza y del productor, el estilo, el precio, el alcohol y el volumen de la botella o de lo servido de barril.

También destacable, con 15 votos, la gente votó la necesidad de que aparezca el país de producción, 13 consideran necesario tener las características técnicas (IBUs, SRM...), 9 querrían una descripción propia del local y finalmente van 6 votos para la descripción comercial.

Algunos añaden como extra: tener foto de la cerveza actualizada, indicar el formato de vaso, la temperatura ideal de consumo, maridaje recomendado y las calorías que aporta.

Personalmente también elegiría todas las anteriores opciones, aunque el nombre, estilo, alcohol, país y precio me parecen totalmente imprescindibles.

6. Extras de la carta...

La mayoría (18 votos) querrían que la carta tuviera un apartado de cervezas vintage o envejecidas. En un segundo escalafón (con 14 votos) estarían las opciones de las recomendaciones o la posibilidad de ofrecer pequeñas degustaciones en el caso de botellas grandes o caras. Cerca y con 12 votos se quedan el ofrecer cervezas en oferta o rebajadas por estar próximas a la fecha de consumo preferente, y que se informe de los próximos eventos. Un poco más lejos queda con 8 votos el añadir glosarios (aunque hay numerosos comentarios que dicen que una carta no es el espacio para ello), y como recomendación hay un voto para que se den consejos sobre maridajes.


Personalmente creo que una cervecería que quiera desmarcarse debería tener una hoja a parte con las cervezas vintage, aunque también veo interesante ofrecer la opción de las pequeñas degustaciones para las cervezas caras y de gran volumen. Las recomendaciones mejor se las pregunto al que lleva bar, y los próximos eventos creo que hay otras partes del local mejores para ese uso como pizarras accesorias, paredes…


- BLOQUE 3. TIEMPO DE OPINIÓN -

7) Soluciones para mantener actualizada una carta extensa y en continua rotación.

La gente se ha mostrado muy participativa y a continuación tenéis un resumen de las recomendaciones:

- No tener un número exagerado de referencias.
- Tener las referencias fijas en una carta al uso y las novedades en otro lugar (anexo, pizarras...).
- Actualizarla continuamente, es la herramienta de venta. Online es más fácil de hacer y menos costosa.
- Si con frecuencia clientes te piden cervezas que no tienes es hora de actualizar.
- Contar con camareros bien informados.
- Apostar más por barriles que por botellas y rotar habitualmente (más fácil de tener actualizado) y dejar solo carta en papel para rarezas y envejecidas. Para rotar barriles que llevan tiempo pinchados, bajar precios según avanzan los días.
- En las cartas en papel simplemente tachar cuando se termine la cerveza e imprimir nuevo folio con novedades.
- Informar de las actualizaciones a través de redes sociales.


8) ¿Existe algún bar que tenga alguna lo más parecido a tu carta ideal?

Por un lado hay unos cuantos insatisfechos que no han encontrado ningún bar con la carta que les gustaría, pero por otro lado algunos mencionan que pese a no haber ningún bar con su carta ideal tampoco les quita el sueño. En cuanto a los que se han mojado han salido diferentes nombres tanto de la península (BierCaB, Gades Beer, Drunk Monk, Animal, Manneken Beer) como de fuera (Beer Temple, Delirium Café, Ma che siete venuti a fà, Akkurat).

Personalmente también soy algo inconformista y creo que en esta vida siempre se puede mejorar, aunque a la hora de la verdad también soy muy fácil de contentar y con buena compañía y buen ambiente me sirve casi cualquier bar. Pero si nos centramos en lo que he podido visitar, quizás lo más cercano a una carta ideal sería la carta enciclopédica en papel del Drunk Monk de Mataró y la pizarra electrónica del BierCaB de Barcelona. Hay muchos más bares que tienen cartas cuidadas pero en mi opinión les falta más mimo y dedicación.

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Y esto es todo, que no es poco... Espero que resulte de interés para quienes están al otro lado de la barra y quieran mejorar su carta. De nuevo, muchas gracias a todos por vuestra participación y difusión.


P.D. Me voy al bar de la esquina a desquitarme de todo el trabajazo que me ha dado este post... ¡Ups! ¡¡Pero si no tienen más que Amstel de barril !!! ;)

Intenso fin de semana por Madrid (2/2).



Tras un viernes pletórico en todos los sentidos llegó la hora de levantarse el sábado… Cómo bien habréis intuido, con unas ganas de beber cerveza más bien nulas. Pero ya se sabe que no hay mejor remedio para la resaca que seguir bebiendo (si lee esto alguien de Alcohólicos Anónimos me declaran persona non grata de por vida…) así que aún con bastantes dudas, a ello nos dispusimos.

Si hacéis un poco de memoria, se nos había quedado pendiente La Tape por cuestiones técnicas. Así que llegó la hora de disfrutar del que a raíz de dicha visita se ha convertido en nuestra opinión en una de las dos referencias cervecero-gastronómicas de Madrid junto con el Animal.


El local, con una agradable iluminación natural proveniente de sus grandes cristaleras, es de esos sitios que transmiten buen rollo y no sabes bien el porqué. De estética moderna, pintado en tonos blancos y verdes muy suaves, algo de madera, ladrillo… muy agradable y que incitaba a sentarse pero no a marchar. Con un poco de suerte pudimos pillar mesa (el local estaba abarrotado) y tras pedir de comer nos decidimos por acompañar la manduca con la opción del Tasting de 4 cervezas de 20cl, todas de barril, por 10€. Una buena opción para probar los barriles a buen precio. En cuanto a referencias en botella, aún habiendo cosas muy interesantes, mejor centrarse en las delicias de barril.

 Los barriles disponibles aquel fin de semana.

Con el cuerpo aún un poco quejoso llegó el primer plato: una burrata di Andria (un queso de vaca fresco similar a una mozzarella por fuera pero cremoso por dentro, realmente delicioso) acompañado con una Loverbeer Madamin. La cerveza, una sour ale de precioso color rojizo que ya os adelanto que se va para las mejores cervezas del mes, acompañada del queso, nos devolvieron a la vida en un solo bocado. El festín siguió con un humus bastante conseguido y una dupla “estupenda” para cuando el estómago está en horas bajas: unos callos (había que probarlos…) y unas croquetas de boletus (muy buenas), todo acompañado por un seguro de vida cómo es Nøgne, y más concretamente, su rica Imperial Brown Ale.


Arriba la burrata con la Loverbeer. Abajo las croquetas y los callos con la Nøgne.



Con los callos aún en la mesa nos llegó la tercera cerveza, una Domus Aurea, la cual tengo que reconocer que la vimos muy venida a menos respecto a anteriores veces. Quizás fuera por estar tirada en hand-pump (no me convenció demasiado este mecanismo para esta cerveza) pero la vimos mucho más plana en comparación con la bestia de lúpulo que era antaño. Tras esta, cerramos la velada (os recuerdo, en horas bajas…) con una imperial stout, la Left Hand Wake Up Dead, riquísima, muy fácil de tomar para el estilo, y que acompañó maravillosamente bien a una tarta casera de melocotón (la repostería de este local es la estrella). Una auténtica comilona que desde aquí recomendaría a todo aquel que se acerque por Madrid y preste atención al buen manducar además de a levantar el codo con buena birra.

 No será el mejor maridaje, pero no hay duda que cada cual por su lado estaba alucinante.


Y como quien no quiere la cosa, y cómo si el ayer no existiera, tras una reparadora siestecilla nos fuimos hacia el Labirratorium, dónde nos esperaba Juan (JAB  en el mundillo blogger), otra de las personas con las que habíamos intercambiado algo más que impresiones por la red y que teníamos muchísimas ganas de conocer.


Entre cervecitas, buena conversación, un poco de queso (alucinante el queso de cabra cuyo nombre no recuerdo acompañado con mermelada Yria), y todo ello frente a un pequeño calentador (no lo había dicho aún pero el frío de esos dos días por Madrid fue de armas tomar, y no sólo para dos valencianos acostumbrados a termómetros altos…). Un muy buen rato hablando de todo un poco con los tres artífices de este proyecto que aún siendo muy joven apunta muy, muy alto… Sus estanterías rebosan calidad, un número de referencias que para haber empezado hace muy poco no tiene nada que envidiar a otras tiendas con más recorrido. Todas y cada una de las cervezas pensadas y elegidas a consciencia: clásicos belgas y alemanes, un nutrido surtido de británicas, nórdicas y bastantes estadounidenses, así como unas tentadoras baldas con unas Baladin recién llegadas (algunas de las cuales con paso por tentadora barrica), entre otras, eran las referencias. Chicos, ya sabéis lo que dicen los italianos: “piano, piano se va lontano”… Mi más sincera enhorabuena por el ilusionante proyecto.


Arriba, los 3 artífices: David, Álvaro y Juan. Abajo, un rincón alucinante



Pero se hizo la hora de empezar a calentar barras y a ello nos dispusimos JAB y los dos Lúpulos con un objetivo: la zona Bilbao, y cómo primera parada el viejo Oldenburg (del nuevo ya os hablé en el anterior post). Este local era muy pequeñito, rebosante de breweriana, luces y placas de anuncio, centenares de botellas… ofreciendo un ambiente muy acogedor (quizás en hora punta y/o con temperaturas más calidas puede llegar a ser una olla a presión). Las cervezas elegidas, un triplete de la belga Boon en botella:  Kriek(2010), Oude Gueuze a l’ancienne(2007-2008) y Mariage Parfait, siendo la primera y la última las que más gozo nos dieron.


Arriba, los interiores, sin un centímetro libre de breweriana. Abajo, el atractivo triplete espontáneo.



Con el ritmo mucho más pausado que el día anterior y con el buen Juan ejerciendo magníficamente de anfitrión por la Beer Mile, nos fuimos para L’Europe, otro de los clásicos locales para cervecear por Madrid. El interior del local, cómo sacado de un cuento, directamente nos teletransportó a algún lugar entre Alsacia y Baviera, con una decoración clásica pero muy cuidada, y también igual que el anterior local, rebosante de calidez. Muy buen ambiente. En cuanto a cervezas, una carta clásica y poco atrevida en comparación con otros locales más nuevos, pero aún así merece la pena.

 Los cuidados interiores.

Allí nos juntamos con el homolúpulo David y el gran José (Teddybeer), ésta vez acompañado por Eva, su mujer (que no se diga que la birra es sólo cosa de hombres…). Tras los saludos nos pusimos con una St. Peter’s Bitter y una Brooklyn Lagerpor nuestra parte, mientras que los demás eligieron otra St. Peter’s, y de barril una Tongerlo Bruin y una Charles Quint Ambrée, además de una cerveza de frutas cuyo nombre no recuerdo. Buenas opciones para "empezar" a calentar motores. Tras ellas vino hora de asegurar: 4 de las 6 cervezas fueron Orval (un seguro de vida que enamora más a cada sorbo, en ello coincidimos unos cuantos…), además de una Urthel Saisonnere y otra cerveza de frutas. Y para amortiguar el líquido, una ronda de salchichas y unos bocaditos bávaros (algo así cómo trocitos de pechuga de pollo empanados).

 ¡¡A la batalla!!

Se hacía tarde y faltaba una de las referencias imprescindibles de la escena cervecera madrileña, el Animal Picar & Beer, para lo cual desgraciadamente tuvimos que despedir al camarada Juan, agradeciendo su efímera pero muy agradable compañía. Tras poco más de dos minutos a pie (literal), entramos en este local que vio la luz el pasado septiembre, pero a pesar de ello, y cómo decía, se ha ganado el título de visita obligada en cualquier escapada cervecera por Madrid.


A la cabeza, Tibor Domenech, un catalán con muy buen gusto musical (mal que le pese al homolúpulo David), y con una propuesta a mi entender encomiable: juntar la buena cerveza y el vino con comida de calidad. Lo mejor, a parte de la comida, una buena carta de cervezas en botella y barril. Lo menos bueno, que los precios eran un poco elevados, aunque según nos contó Tibor, durante esa semana les había dado un buen recorte.

 Cuidadito con la comida…

En este sentido, y a pesar de haber rebasado la media noche, nos dimos una re-cena cómo quien no quiere la cosa (no me iba a marchar de Madrid sin comer en Animal!!). Así llegaron una sobrasada con un pan de otro planeta, unos chipirones de toma pan y moja… regado todo ello por unas rondas de barril (un par de alucinantes Kernel Export India Porter, además de Dougall’s Invierno, Yria Brown Ale, Mikkeller Saphir Wet Hop, Mikkeller Fair Bar…).


Arriba, una de las neveras más tentadoras. Abajo, la deliciosa Kernel Export India Porter de barril.


Pero antes siquiera de pensar en elegir botellas, Tibor nos sedujo con una tentadora carrillera de ternera que no olvidaré en muchísimo tiempo (los pocos que no la probaron, con mucho esfuerzo, lo prometo, la comieron con unos ojos que se salían de sus órbitas).

 Este plato bien merece repetir unas cuantas veces la visita al Animal, ¿eh, mr. Homo Lúpulo de manos cruzadas?


Y con el estómago lleno, llegó la hora de las botellas (en plural, sí, un plural bastante dilatado...). Y bendita hora… Tras una primera joya estadounidense, The Bruery White Oak (una barley winehecha a  partes iguales con y sin añejado en barrica de Bourbon, que dejó sin palabras a todos los comensales), llegaron cortesía de Tibor una Stone Self Righteous (maravillosa black IPA, lúpulo americano en todo su esplendor), Toccalmatto Italian Strong Ale (una barleywine rebosante de fruta confitada y dulzona por el envejecimiento en barricas de Grappa) y Alvinne Undressed Monbazillac (para la Reina Lúpula, ésta sour ale extraordinaria envejecida en barrica de Monbazillac, un vino blanco y dulce, fue la mejor con diferencia de toda la noche).

 

Con las papilas extasiadas (en aquel momento podría haber llegado el fin del mundo y nosotros tan tranquilos…), y disfrutando de una buena tertulia, llegó José con una Hoppin Frog DORIS The Destroyer(una Russian I.stout para quitarse el sombrero), abriendo así la caja de los horrores al invitar al personal. Y ya sabéis, si alguien empieza, los demás no se quieren quedar atrás… con lo cual se desató otro desfile de birrotes, a cual más alucinante… En este orden y seguidos con un “a esta invito yo”, llegaron Fantôme Pissenlit (¿quién dijo que una saison no puede ir detrás de todas las bombas anteriores?), Jester King Noble Hop (otra saison, en este caso yankie, sugerentemente lupulada al tiempo que equilibrada) y AleSmith IPA (varios coincidimos en que ésta bomba de lúpulo no estaba precisamente en su mejor momento, haciendo al pobre Tibor comprobarlo con una segunda botella…). Y hasta aquí puedo leer. Bueno, por el medio Tibor nos sacó alguna cosa más de comer (embutidos catalanes para ponerse a llorar de placer, un pica pica a base de salmón que voló en pocos segundos…) haciendo más llevadero aún el “sufrimiento” vivido/bebido.


 Nadie puso pegas al segundo “resopón”… Abajo, el crack de Tibor con algunas de las cervezas que cayeron a lo largo de la noche.


Y así dimos por finiquitado un sábado que empezó tal que así “Hoy no vamos a abusar. Lo de anoche fue demasiado…” y terminó con las manillas del reloj apuntando hacia unos números que hacía siglos que no veía (si sois futboleros, apuntando entre los dorsales que Xavi e Iniesta llevan en el Barça…). Una velada colosal en todos los sentidos, repleta de joyas para morirse de placer, con una compañía aún mejor, que nos dieron un fin de semana que decidí calificar de intenso para el título del post por no hacerlo con algo más fuerte y que nos encerraran a todos en un manicomio. En resumen, merece y mucho, muchísimo, la pena ir de birras por Madrid.

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Aquí se ha terminado el post. Seguir leyendo la parte más melodramática es responsabilidad vuestra, solamente vuestra. Avisados estáis. ¿Aún seguís ahí?

Cómo ya me conocéis, no podía cerrar sin daros las gracias a todos y cada uno de vosotros: a mi querido Jorgecín (enorme el sacrificio que hiciste por compartir velada con nosotros dándonos innumerables momentos de risa y placer), a Diego (siempre nos quedará Paris… quiero decir, Munich), a José y su mujer Eva (corazón gigantesco el vuestro, y una ceja levantada sarcásticamente que nunca olvidaré), a los Labirratorios(Álvaro, por la velada del viernes y el trato de amigo; Juan porque por fin te pudimos conocer en persona… que ya iba siendo hora y vete buscando una excusa para vernos otra vez; y David por aguantarnos todo el fin de semana, y si hubiera continuado allí seguirías…), a Tíbor y su Animal por hacernos sentir mejor que en casa (volveré, lo juro, para comer hasta que no te quede nada en la nevera), a Aurora y Antonio (la próxima que vengáis a Dénia no os libráis de nosotros… especialmente tú, Antonio, para una ración de fonética… :P), a Raúl de Irreale (como te dije, me quedé con ganas de charlar más…) y también, aunque a penas compartimos un cachito de fin de semana, a la gente de La Tape, Fábrica Maravillas, La Buena Pinta, Cervezorama, L’Europe, El Pedal y Oldenburg por hacernos disfrutar, lo cual no es nada sencillo para alguien que iba con ciertas reticencias hacia Madrid (ya sabéis, por aquello de nacer y vivir en eso que algunos califican como “la playa de Madrid”, lo cual no es nada fácil de digerir…). Bueno, y también y para que no se me ponga nadie celoso, también gracias a vosotros por estar ahí leyendo mis cuentos del abuelo cebolleta (por qué seguís ahí, ¿no? :P).