Completo fracaso


POR JORGE JACOBS A.

Este sábado se llevará a cabo en Antigua Guatemala una reunión de presidentes centroamericanos en la que se discutirán otras opciones para combatir los efectos del narcotráfico, siendo la principal la “despenalización” de las drogas. Congruente con mi posición pública de muchos años atrás, considero que la “guerra contra las drogas” es una guerra perdida que solo se puede ganar legalizando las drogas. No hay otra solución. La solución de penalizar el consumo, producción, distribución y venta de las drogas ya fue probada hasta la saciedad durante los últimos cien años, dándole una importancia mucho mayor en los últimos 40 años. ¿Cuál ha sido el resultado? El consumo de drogas se ha mantenido estable, en términos porcentuales, lo que significa que en términos absolutos ha ido creciendo al mismo ritmo que la población mundial.

¿No me cree? Vea los datos de las mismas instituciones que se empeñan en mantener viva la absurda guerra contra las drogas. En su más reciente reporte la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Crimen (UNODC, en inglés), el Informe Mundial sobre las Drogas 2011, por ejemplo, reconoce que desde finales de los 1990 hasta el 2010 la cantidad de personas que utilizan drogas ilegales ha ido creciendo paulatinamente y que el porcentaje de la población que las consume se ha mantenido estable en alrededor del 4.8% de la población de entre 15 y 64 años. Y eso en un período que se ha caracterizado por un incremento en las acciones gubernamentales en contra del narcotráfico, como bien lo presenta el mismo reporte al dar cifras de confiscación de drogas en ese mismo período.

Estas instituciones no hacen estudios sobre los costos que para la sociedad tiene la absurda guerra contra las drogas. No les conviene. Obviamente. Se quedarían sin chance.

Afortunadamente, sí hay instituciones que intentan hacerlo y, de lo que pude encontrar, estiman que solo en costos directos en Estados Unidos, los tributarios estadounidenses se ahorrarían por lo menos US$100 mil millones anualmente. A eso hay que añadir al menos otro tanto igual en la pérdida de productividad que tienen los habitantes de ese país debido a la guerra contra las drogas.

Y eso en el caso de Estados Unidos, que se pueden conseguir cifras. En los países latinoamericanos, en general, y en los centroamericanos, en particular, quizás las cifras no sean tan impactantes en términos absolutos, pero en términos relativos tienen un gran peso sobre el desarrollo de nuestros países. Y eso sin contar que aquí tenemos el agravante adicional de la violencia, las muertes, la ingobernabilidad, la corrupción y, en general, el desgobierno que esta absurda guerra genera.

Les pido encarecidamente a los presidentes reunidos en Antigua que no se dejen engañar por la vara del castigo —amenazas de descertificación, etcétera— ni por la zanahoria —ofrecimientos de $—. Los habitantes de la región ya no podemos seguir poniendo los muertos en esta inútil, irracional e insensata guerra que hasta el senador Obama, en su tiempo, calificó de un total fracaso.

Artículo publicado en el diario guatemalteco Prensa Libre, el día jueves 22 de marzo 2012.